jueves, 30 de marzo de 2017

TARDE PARA LA IRA

SUCIEDAD
Con algún retraso me he decidido a ver esta película. Tras algunos justificados éxitos de taquilla, el cine español ha decidido que el género negro es garantía de rentabilidad. Raul Arévalo se ha embarcado en esta historia de venganza, seca, árida, introduciendo la zafiedad y un falso erotismo como nuevos elementos para incrementar su atractivo.
Esta película tiene ritmo y una buena dirección de actores, poco conocidos, que funcionan bien. Pero la ordinariez, la vulgaridad, acaban por imponerse y dan al traste con la verosimilitud. El resultado global es tan desagradable y cutre que acaba por repeler. Es posible que seamos así, o que así se nos vea, pero la vida, la realidad, es mucho más abierta. En cualquier caso, todo cuento tiene su moraleja y además, hay que saber terminarlos. Aquí, cuando todo acaba, uno tiene ganas de escupir, de darse una ducha y de lavarse los dientes.

lunes, 20 de marzo de 2017

EL BALCÓN DE LAS MUJERES

CURIOSIDAD
A veces, para entender una película hay que conocer algo de la gente que retrata. Algo de eso sucede en esta rara muestra del cine israelí, en la que uno no acaba de captar todos los problemas que plantea, como la dependencia de unos fieles de un rabino determinado o la necesidad de alcanzar un número mínimo de fieles para poder rezar en comunidad.
Lo que queda, lo que se nos muestra, es una crítica no demasiado ácida, sobre la intransigencia de la ortodoxía judía y la ambición de poder de un rabino para apoderarse de la parroquia de otro, recurriendo incluso a procedimientos poco éticos y casi delictivos. Inspirada vagamente en la "Lisístrata" de Aristófanes, son las mujeres las que entablan batalla en favor de una religión alegre, solidaria, en contra de una basada en un riguroso y excesivo rigor, que se olvida de las personas y de sus sentimientos. Y todo ello, está contado de una forma sencilla, elemental, casi naif, buscando y consiguiendo, aunque sea en un tono menor, algo que el cine no debe nunca olvidar: entretener.

domingo, 12 de marzo de 2017

LA COMUNIDAD DE LOS CORAZONES ROTOS

¿HUMOR?
Podría tratarse de una película sobre la alienación da una comunidad de vecinos de un HLM en las afueras desoladas de cualquier ciudad. También podría ser un estudio sobre la soledad o la falta de comunicación entre ellos. Pero cuando una cápsula espacial de la NASA se desploma sobre la terraza del edificio y su piloto se ve obligado a integrarse temporalmente en la comunidad, uno se da cuenta que Jules Benchetrit, director, guionista y actor, del que no tengo más referencia que su juventud, nos está contando un cuento surrealista, ocasionalmente teñido de humor, y las piezas del puzle comienzan a encajar. El trabajo de los intérpretes, de todos ellos, sin excepción, hace que se cree una extraña empatía con la película, que, bajo ese punto de vista, un tanto delirante, no está exenta de atractivo. 

martes, 7 de marzo de 2017

EL VIAJANTE

DUREZA
Nada hay en esta nueva película de Farhadi que no sea la realidad pura y dura. Pero la realidad siempre duele. En el caso de esta agresión sexual, que se produce de forma casi accidental, no se nos ahorra nada, y todos los sentimientos que se expresan, vergüenza, humillación, venganza, incluso la constatación de un fracaso personal, están llevados a sus últimos extremos. No  precisa mostrar violencia de forma explícita, la angustia nos atenaza a medida que la trama se desarrolla. No existe amor sino orgullo herido, no hay perdón sino frustración y un permanente rencor. La víctima indirecta se convierte en verdugo, no solo del culpable sino también de toda la gente que le rodea. Serían como los daños colaterales de una guerra, solo que aquí son plenamente intencionados, con conciencia del mal que se causa. Nadie es inocente.
Quizá tanta dureza nos resulta casi insoportable: uno sale con el corazón encogido pero pensando que el ser humano, por imperfecto, se merece algo más de compasión.

lunes, 6 de marzo de 2017

LO QUE DE VERDAD IMPORTA

FRUSTRACIÓN
Las buenas intenciones no bastan para hacer buen cine. Salvo la excelente fotografía y unos actores que le echan ganas, el resto de esta película de Paco Arango es tan increíble que bordea la estupidez. El guión es tan absurdo que solo un genio estilo Capra hubiera sabido como sacarle partido. Cualquier mensaje, por solidario que sea, se pierde en la maraña. No vale la pena ensañarse con algo cuyo fin es decididamente generoso, pero aún así, queda la frustración de que no se haya sabido hacerlo mejor.